Hay un análisis que comparten muchos expertos con los que hemos hablado durante esta semana. Lo que Trump ha provocado, lo que la vida política ha cambiado en Estados Unidos con la polarización, la division del partido republicano, el castigo a la población latina y a los inmigrantes, todo esto no se va a acabar mañana aunque Trump pierda.
Los republicanos también culpan a Obama de esta situación porque, según su juicio, el presidente ha optado por buscar maneras más autoritarias que de costumbre para intentar aprobar algunas de sus iniciativas que quedaban bloqueadas en el Congreso por el Partido Republicano.
Pero nadie duda de que Trump es el responsable de lo que le pueda pasar al Partido Republicano y de lo que le pueda pasar al sistema de valores inclusivos del que Estados Unidos presume.
Para organizaciones como el think tank Freedom House, uno de los argumentos más peligrosos de Trump en campaña es la promesa de que traerá de vuelta los puestos de trabajo que se ha llevado la globalización. "Esto es simplemente mentirle a los ciudadanos, lo que está prometiendo es sencillamente imposible", dicen sus analistas.
Otro de los factores que dificultan que la llama que ha encendido Trump se calme es la aparente debilidad de Hillary Clinton que, aunque gane esta noche, no despierta pasiones ni grandes simpatías que indiquen una capacidad de equilibrar la situación.
eldiario.es
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